martes, noviembre 25, 2014

Crónicas de NY - cinco (edición 2013)

Desayunamos en el hotel, el servicio y el sabor no es muy bueno,  aunque el precio digamos era accesible. El lugar, era lindo. Decorado con un estilo deco, bóvedas con nervaduras, candelabros del siglo pasado, decorados con frescos y adornos en columnas y paredes al estilo parisino. Muy lindo.  En una pared, carteles con obras de Broadway. Salimos cerca de las 9am, subimos al turibús NY sightseeing, compramos el tour que nos pareció más completo, incluyendo paseo nocturno por tres días. Se antojaba dar un recorrido matutino, la mañana estaba fresca y un poco nublado como el día anterior. Es impresionante los diferentes paisajes que ofrece Manhattan, lo nuevo y lo viejo bailan al mismo son, edificios antiguos con detalles modernos en un toque muy ecléctico, no pierde el sabor de siglos atrás. Edificios inteligentes, azoteas verdes. Belleza doquier  .

 

Bajamos en Battery Park, ahí está el muelle para la salida de la estatua de la libertad, llegamos ahí cerca de las 10 a.m.   La brisa mañanera aún bañaba las calles y se sentía el frescor…  Me senté en una banca y disfruté del cielo y del sol. Con los bellos edificios a mi alrededor… Mis tres compañeros fueron a agarrarle la cola al toro, emblemático del distrito financiero, yo me deleité viendo a la gente caminar mientras los esperaba y preparaba mi cámara para el tour de ese día. Es hermoso – pensé-  Los árboles, los edificios alrededor. Caminamos hacia la taquilla, nos detuvimos a contemplar a unos artistas callejeros, hacían maromas mientras la gente se acumulaba, invitando al público a participar – No tardan en pasar la charola – le dije a Fer, y efectivamente, así fue. Nos encaminamos a la taquilla y había una cola de cerca de dos kilómetros, rodeando el parque, un cálculo rápido, más de mil personas ahí. Pregunté a un guardia me dijo que el tiempo de espera aproximado era de 3 horas. Pregunté a qué hora iniciaban las salidas y me dijo que a las 8 am.  Me acerqué al grupo, no perderíamos 3 horas ahí. Era mejor levantarnos más temprano y tomar el paseo al día siguiente. Aceptaron.

 

Caminamos por el distrito financiero. La mayoría de los edificios tienen fachadas de cristal,  nos detuvimos en una construcción abandonada, era un edificio imponente, no recuerdo el nombre era una antigua sociedad mercantil.  En una esquina una pequeña iglesia de estilo neogótico, en el tour del autobús había llamado mi atención, es la Iglesia de la Trinidad. Pasamos por un costado y descubro la entrada, les digo al grupo: Voy a entrar.  Era una especie de pasadizo, o me sentí en él, las escaleras en túnel llegan hasta una especie de zaguán de un lado, con un patio, y del otro, el cementerio. Lápidas de piedra, se veían antiguas, algunas con las letras ya borradas por el paso del tiempo. Me acerco a varias con esperanza de ver los datos, algunas de principios de 1900, 1800, 1740. Todo un viaje al pasado. Imagine los tiempos en donde la gente llegaba en carruajes a los servicios religiosos, apellidos del pasado Wharton, Fulton, Bates, . Había una especie de reunión por la entrada principal, sonreímos y pasamos al interior. Una gran nave con cielos abovedados con nervaduras, en tonos grises, y vitrales multicolores. Una hermosa puerta al parecer de bronce dividía la tienda con artículos religiosos y libros sobre la iglesia. Si ésta está hermosa – pensé… – que será cuando vea la de Bernini? :S

 

Llegamos hasta donde alguna vez estuvieron las torres gemelas, se siente en el ambiente el dolor. Te recibe un mural en bronce evocando la desgracia del 9/11 en alto relieve. Me dieron ganas de llorar, recordé esa mañana y todo lo que he visto y leído sobre esa tragedia, me distraje al ver salir humo o vapor de las alcantarillas, nos acercamos al acceso y vimos a un montón de gente aglomerarse en la entrada, no traíamos pases, mientras Blas averiguaba que se necesitaba para entrar, nos sentamos en una balaustrada. Una rata gigantesca se abre paso entre la gente, dando brincos como conejo, salió corriendo de una alcantarilla de la mampara delimitante, era del  tamaño de un conejo… (Splinter – pensé) Aquí también hay ratas, aunque sea Manhattan – les dije a las chicas que no sabían que pasaba, solo escucharon algunos gritos, la mayoría no se dio cuenta. Las nuevas torres se despuntan en el horizonte, las grúas y los trabajadores tenían rato trabajando, se escuchan los ruidos de una construcción cualquiera, adornado por el sonido de agua de las fuentes en el interior. Fila de espera, debes de ir con reservación, aunque es gratuito el tour. Está abierto los jardines. A cinco cuadras de ahí, haces la reservación, te dan pase de entrada y toman tus datos (imagino que por seguridad).

 

Decidimos no entrar, podemos ir al puente de Brooklyn, les dije – No está muy lejos, Little Italy y Chinatown están en la zona- a Blas se le iluminó el rostro y todos aceptaron gustosos. Buscamos un taxi y nos fuimos para allá. El taxista nos dejó a algunas cuadras: caminan derecho por esta calle  y ahí verán el puente de Brooklyn, nos dijo el taxista. Agradecimos y caminamos .Nos dejó casi frente al City Hall– una construcción muy linda, por cierto con amplios jardines y mucho movimiento de gente-. Frente a él una tienda de artículos fotográficos. Compré mi nuevo lente ahí ;).  Y en esa esquina,  un puesto de una chinita vendiendo chalinas, nos acercamos a comprar. La señora muy simpática nos sonría amorosa, nos probaba las chalinas y nos daba espejo, asintiendo con la cabeza para indicar que le parecía bien como se nos veían, compramos varias para regalar y usar.

 

Caminamos para acercarnos al puente, hay una plaza cerca. Un grupo de músicos orientales, al parecer japoneses (nunca sé distinguir bien)  tocaban una linda melodía con un violín, un bandolón, flauta y un instrumento que no conocí… Me detuve a disfrutarlos mientras sonreían al saberse admirados por mí. La música era ligera y perfumaba el ambiente.  Caminamos por el puente hasta la primer arcada, era una especie de andador al parecer en remodelación, tenia vallas de madera a ambos lados, una distancia como de un kilómetro. Tenía 4 carriles para circulación, aunque se indicaba dos para peatones y dos para ciclistas. Unos cuantos minutos y parecía eterno el recorrido, llegar a la estructura es impresionante, el grosor de los cables era gigantesco, apenas podía rodearla con la mano. El paisaje impactante, de un lado Manhattan, del otro, Brooklyn. La circulación de los coches embriaga y puedes ver las barcazas circulando sobre el Hudson.  Una campana me despierta de mi estupor. Me paré en el medio de la circulación ciclista, me hago a un lado, pasa un grupo de 6 ciclistas detrás de ese. Me refugio en la sombra de la estructura, la observo de arriba abajo, el detalle, el trabajo. Pienso que es hermosa. Del lado derecho una placa indicando la fecha: 1883, en mi rancho ni luz había (pensé). . La vista es impresionante, el antiguo puente hoy tiene uso de paso bimodal  peatón/bicicleta, en el piso se encontraba delimitados los carriles. No es raro distraerse e invadir el carril del ciclista, así avisan los tiembres, como el del ciclista risueño que me hizo rectificar.

La construcción está muy bien conservada y a sus pies, hay pequeños puestos de refrescos, agua y bebidas hidratantes, así como souvenirs.

La vista es lo mejor del lugar..  Unas pequeñas placas conmemoran la construcción y nos dan un poco de historia.

Abordamos nuevamente el turibús pasamos por debajo del puente, los muelles, llenos de vida, de gente. La gente comprando recuerdos y llegamos a chinatown, la pequeña Italia. Caminar y caminar. Llenos de tiendas y de gente. Llegamos por la tarde al hotel, buscamos que comer y nos subimos al tour nocturno.  La vista es esplendorosa, yo solo recordaba la voz de mi abuela cantando: “Ahí quemaron tus alas, mariposa equivocada, las luces de Nueva York” lalara la laaa  Hay viejita, como te hubiera encantado que te contara de todas estas cosas que imaginaste y no pudiste ver….

 

Avanzamos por Times Square, hacia un Empire iluminado con verde blanco y rojo… (México, Méxicoooo rarararaaaa! ) Era 29 de julio. Nos dirigimos al  Manhattan Bridge, una obra estructural esplendorosa. Y de Fondo, Manhattan iluminado. Amé esa imagen en mi mente.

 

De regreso las multitudes de Times Square otra vez, y la luz que irradia hace que te sientas de día, las 12:30. Otra vez nos madrugó. Mañana temprano a tomar el ferry…. Vamos a dormir!.

 

 

 

jueves, noviembre 13, 2014

Detalles...

 

La gente está llena de detalles y son esas particularidades, esas cosas mínimas o apenas perceptibles lo que nos diferencian a unos de otros… Es, lo que nos hace ser únicos…

 

Y son esas pequeñas cosas de las que no me logro desprender de ti…

·         En mi recuerdo está esa muequita que hacían mientras yo acariciaba tu mejilla movías un poco el poro nasal derecho y arqueabas la boca… 

·         El beso que le diste a mi brazo, cuando rodeaba con él tu pecho.

·         Tu mirada… Fuerte, penetrante, intensa, me sonrojaba…  Me mirabas como queriendo decirme algo y no logré adivinar qué.

 

No entiendo..

 

Todo parecía ir bien y de pronto, algo pasó.

 

 

 

 

 

lunes, noviembre 10, 2014

Día Ocho sin ti

 

Me he ido a dar un paseo a la playa,

ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo

y he comprendido

que uno es de donde llora pero siempre

querrá ir a donde ríe.

 

(leído por ahí)