martes, marzo 24, 2015

No puedo dormir. Hay demasiadas cosas en mi cabeza. La operación de Mamá,  el estar encerrada en ese círculo vicioso al que llamo "trabajo" y debía llamarle "tortura". El vato que no escribe, el vato que no me quiere y que esta muy feliz con su nueva pseudo novia, la vida que no quiero, los hijos que no tendré... Como llegué aquí?  Parece que un día despiertas y no entiendes bien. Haces lo correcto, buscas crecer,  ayudas a la gente, amas, creces, y luego... Un gran vacío llamado: nada. No me lamento, he vivido lo mejor que he podido: gentes, viajes, sabores, amigos, amor, aprendizaje. Pero hay algo que me falta y no depende de mí. 

Ya estuvo bueno, no?
No dejo de preguntarme: Por qué? 

viernes, marzo 20, 2015

19 días y 500 noches

 

Hace algunos meses leí que estadísticamente a uno le rompen el corazón dos veces. Dos grandes amores antes de llegar el definitivo. También leí, que regularmente tarda uno en superar el duelo cerca de un año. Suena mucho, pero tal vez es el tiempo necesario y normalmente no terminamos de “curarnos”. Sabines dice en su poema: “Espero curarme de ti en unos días, debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad”.  Sabina, por su parte hace incapié en el cambio de posición “ Con una excepción, esta vez yo quería quererla querer y ella no… Tanto la quería, que tardé en aprender a olvidarla 19 días y 500 noches”.

Cortázar por su parte dice que “ las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir, desborda el alma”.

 

Sombras, nada más…

 

 

 

 

 

 

miércoles, marzo 18, 2015

Objetos Perdidos

Julio Cortázar

 

Por veredas de sueño y habitaciones sordas

tus rendidos veranos me acechan con sus cantos.

Una cifra vigilante y sigilosa

va por los arrabales llamándome y llamándome,

 

pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta

donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo,

si la cifra se mezcla con las letras del sueño,

si solamente estás donde ya no te busco.

martes, marzo 10, 2015

Crónicas de NY - seis

Nos levantamos muy temprano, desayunamos en el Starbucks a unos metros del hotel, estaba fresco, unos 17 grados, algunos amanecidos seguían de fiesta en Times Square y otros madrugadores dando un relajado paseo. Un desayuno ligero y tomamos taxi al Ferry.  En el camino la ciudad adormecida nos daba  los buenos días. Las calles semivacías son más agradables de ver, la gente, las prisas distrae la mirada y se te olvidan los edificios, las marquesinas.  La brisa se sentía en toda la isla, soledad a comparación de un día anterior, llegamos al ferry y era un gusto no encontrar fila, salvo cuatro o cinco desmañanados hacían fila antes que nosotros. Saldríamos en el primer embarque.

 

Apenas se llenó la barcaza, elegimos estar arriba para disfrutar la vista. Por un lado Brooklyn y del otro Manhattan divididos por el caudaloso Hudson. se escuchaba el motor de la barcaza y veíamos cada vez más lejos los imponentes edificios de Manhattan, a simple vista parecía estar muy lejos la Isla, poco a poco las dimensiones crecían. Bajamos y caminamos por ahí, no se podía subir a la estatua, pero los jardines de alrededor nos daban la bienvenida, un grupo de orientales (al parecer japoneses) nos seguían el paso, tres niñas de entre 4 y 6 años nos entretienen al imitar la pose de la estatua. La brisa fresca nos despertaba, y de fondo, la bella Manhattan. El perfil de la Isla nos embelecía, es imponente como el perfil sobresale donde ya no ves tierra. El caudal del río el cielo y la mano del hombre dando su toque.

 

Llegamos, de lejos diminuta, apenas la podíamos apreciar.  De cerca no nos parecía tan imponente, pero siempre bella.  Nos sentamos en los verdes jardines solo a apreciar la vista panorámica. No hay tiempo límite ahí, podíamos estar todo el día, pero nos faltaría hacer el resto del recorrido.

 

Nos subimos de nuevo al ferry y nos lleva a la isla Gobernador. En ella, el museo de la inmigración un bello edificio, me da una inmensa tristeza. Cuanta gente estaría por ahí, cuanta gente llegaría triste y con muchas ganas de crecer… Los cimientos de una nación. En la entrada, una instalación nos recibía, muchas maletas de diferentes épocas y niveles culturales… Cestos, telas, tejidos, pieles… Si fueras inmigrante, con que “tesoro” saldrías de tu casa?

 

Podías apreciar pasaportes, pequeños zapatos y vestidos…

 

¡Qué de cosas acarrea uno!… Recuerdos, memorias, tradiciones, algo que te dé identidad. Que historias hay detrás de cada objeto. Momentos felices, vestidos de boda  o de tristeza….

 

Que melancolía hay encerrada en esas letras escritas sobre postales, mensajes de esperanza al hermano abandonado, en la guerra, en el hambre.. No sé.

 

Subí hasta el tercer nivel, la vista de la bahía era impresionante. Sobre una caja de cristal viejos objetos del antiguo hospital de la guerra.  Muebles antiguos, desvensijados, cartas de amor… Otros tesoros. Una réplica de la estatua de la libertad, anuncio de que sería enviada a la Nueva Inglaterra….

 

Que melancólico. Perdí a mis acompañantes,  Pasee un rato por la Isla hasta que nos encontramos, no había señal, el poder de observación es mayor. La brisa fresca aliviaba, la misma que todas esas personas respiraron, pensé. Hasta los sobrevivientes del Titanic. Seguro aquí estuvieron también. Caminamos de regreso otra vez por el distrito financiero, tomamos el turibús nuevamente para disfrutar la vista mientras nos acercaba a nuestro próximo destino: La Pequeña Italia. La Guía más simpática de turistas nos acompañó en este trayecto, bromeamos con ella y gustosa le día propina, nos hizo reír mucho que hasta foto nos tomamos, nos dio algunas recomendaciones y sobre todo cuidar los tiempos para el recorrido nocturno.

 

Llegamos a la pequeña Italia, recorrimos sus calles, sus puestos el ambiente bullanguero es relajante, ver todos los puestecitos callejeros a la manera francesa, sobre la banqueta, adornados algunos con flores frescas, algunos delimitados por sobrias herrerías y otros libres, con pequeños puestos invitándote a degustar, es un hermoso paisaje urbano. Con casonas bien cuidadas, la mayoría y las calles llenas de gente… Empezamos degustando un delicioso Gellato en Ferrara, la gelatería que encontramos más antigua (1892), además de contar con deliciosa variedad de postres: palanquetas, los clásicos macarrones, cannolis, biscotti, variedad de pies y pastelitos… Un paraíso! Comimos en un pequeño restaurante italiano una deliciosa Ensalada, Pasta y Pizza, acompañada del tinto de la casa por un módico precio, la comida más barata! Y la disfrutamos mucho... Después caminamos por Chinatown, donde no vimos nada de maravilloso, ni super precios ni trato preferencial, los chinos parecen molestos si preguntas por las cosas y ni siquiera te atienden si solo vas a ver…. Seguimos caminando hasta el  Soho, viendo sus tiendas excéntricas de ropa, joyería y algunos muebles  do-it-yourself. Es una galería. Las calles sobrias y limpias constrastan con el bullicio de las anteriores.

 

Pasamos gran parte de la noche en compras.  Regresamos pasada la medianoche a la zona de Times Square.

 

 

 

me hubiera gustado

 

Me hubiera gustado ser parte de tu vida, que me contaras tus cosas, compartir penas y alegrías…

 

Planear cosas, viajes, metas…  paseos y diversiones.

 

Desahogar mi estrés laboral contigo y luego me dieras un masajito (divinas tus manos).

 

Me hubiera gustado compartir una casa, uno o dos chiquillos correteando por ahí.

 

Besarte en las mañanas y abrazarte por las noches, tal vez hacer la cena juntos y reírnos.

 

Me hubiera gustado, compartir no solo la casa, también la mesa y la cama…


Me hubiera gustado y solo puedo suponerlo o imaginarlo, porque ya no lo sabré.

martes, marzo 03, 2015

Después

Y entonces un día te das cuenta que no eres correspondida. Y todas las heridas anteriores se abren. Y entonces te preguntas... Porque no yo? Porque no a mí?  Y odias a esa nueva persona sin conocerla y deseas que todo salga mal y una bola de sentimientos malos. 

Y después piensas que simplemente no era para tí.  Y que también puede no gustar de tí... Y sufres, y lloras y acabas por reclamarle a Dios y a las fuerzas celestiales....

¿No lo merezco?  Yo sólo lo queria a él. Y hubiera sido feliz y hubiera sido bonito enamorarse y ser correspondido... 

Pero una vez más no fue así. 

Tal vez después....