viernes, noviembre 21, 2008

Casarse?

No entiendo como una mujer puede obsesionarse con casarse. Si bien la palabra matrimonio merece mis respetos, espero algún día llegarla a merecer y me enternecen las bodas de mis amigos... No entiendo como una mujer puede tener esa manía, obsesión, necesidad o lo que sea por casarse, sin importarle con quien. Algunas madres siembran en sus hijas esa obsesión y las marcan con una edad... Sean 23, 25 o 30 y se fijan en la mente de la casamentera e irremediablemente se casa, con el primero que caiga en sus redes obsesivas o bien, alguien de mente débil que pueda obligar psicologicamente a hacerlo, o se topó con alguien con la misma necesidad... Pero eso no es amor. Yo no me casaría si no es por amor, y tampoco creo que casarse esté condicionado. Creo en el amor y me gustaría formar un matrimonio y casarme de blanco y en la iglesia, pero no pienso en eso como absolutista. Si no me caso por la iglesia, o por la ley de los hombres o por la de los toltecas o la que sea, no me importaría, no es algo para mí indispensable, aunque se enoje mi madre.

Si bien ya estoy cerca de los 30, la fecha detestada por la mayoría de las mujeres, no me obsesiona casarme. Y si algo me obsesionaría es encontrar el amor. Ese amor que te incita a dar, a entregarlo todo, ese que te da seguridad, paz y felicidad. Pero un matrimonio por que si? No he llegado a esos extremos.

El amor lo puedes encontrar donde menos te lo esperas. Para que forzarlo?

martes, noviembre 18, 2008

sombras en la calle

Camino por la calle todos los días y aún así sigo encontrando cosas que me sorprenden... Como puedes caminar todos los días y descubrir gente invisible. La señora que barre el frente de su casa, el señor que vende períodicos, el vende jugos, el barrendero, el paletero, el pepenador. Antes la gente conocía a todos éstos seres invisibles, no era la señora que barre, era doña Juana, no era el que vende periodicos, sino Don Pedro el periodiquero, cada uno de éstos seres invisibles tenían nombre y una historia.

Cuando más crece una ciudad más gente invisible encuentras, por eso me gustan los pueblos, no hay nadie nuevo, todos se conocen, tienes amigos de toda la vida, sabes la historia de cada familia, los parentescos, los oficios y no hay sorpresas... Pero además había esa conjugación de hermanad y comuna. Juanito no estaba solo en la calle estaba al ojo de Doña Paquita la de la tiendita de la esquina de sus maestras, de las mamás de sus amigos, al igual que si algo malo hacía, en su casa se enteraban no era uno ahi y otro allá, tenia que portarse bien donde fuera...

La vida moderna pierde esas hermandades, descubriendo otras gentes, otras cosas, y preferiría vivir así, aunque a veces, creo que también buscaría el anonimato.

lunes, noviembre 03, 2008

todo depende del cristal



A veces nos comportamos muy susceptibles a los comentarios de los demás , pero sólo a veces. Nunca he sido ingenua y como todos he tomado malas decisiones pero la realidad en muchas personas depende de la percepción. La convivencia laboral nos crea una falacia de nuestras relaciones interpersonales, convivo más que con mi familia con muchos extraños todos los días que creo que los conozco, que son mis amigos, que fingen que les importo pero a final de cuentas no me conocen ni saben de mi. 
 
Un chavo fue recortado de la empresa y me volvi la bruja del cuento por que reporte su deficiencia laboral, no importa el que primero le haya llamado la atención varias veces y estaba prevenido, el equipo está molesto y volví al recortado mártir. Ya lo canonicé. Haber cuando me crucifican a mi.... =(
 
Ni hablar, la gente no sabe separar las decisiones laborales de las amistosas...



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