Hace días desperté y me sentía diferente. Una sensación conocida y que reaparece de cuando en cuando.
Un hueco. Se sitúa entre el pecho y el estómago. Es un ente extraño, a veces, parece expandirse y oprimir mi pecho, otras, las mayores, solo está ahí, inerte, gritando desde adentro: eh, tu! Aquí estoy.
Un hueco. Antes lo llenaba con comida, hoy lo lleno con las emociones que constantemente reprimo: dolor, soledad, tristeza, melancolía. El hueco está ahí, la mayor parte del tiempo. A veces es tan grande que sale en forma de agua de mis ojos, otra pequeñita y desaparece con un pequeño trozo de chocolate.
El hueco ha crecido desde que no estás. Es hora de ponerle nombre para que desaparezca.