miércoles, agosto 10, 2016

P de Peter

Peter Palm era su nombre, tenia 30 años. Nos encontramos en una sala de chat, hicimos click de inmediato. Largas charlas a toda hora, al otro lado del mundo los horarios eran muy diferentes, entonces nos contactábamos cuando podíamos. De madrugada, a media mañana, a mediodía. Platicábamos mucho por Skype. Tuvimos muchas videollamadas, esperaba ansiosa llegar a casa para conectarme. Me veía hacer la tarea. El siguiente verano vendría de visita.
Después de un par de meses en contacto enfermó. Estaba preocupado, el diagnóstico previo no pintaba bien, posible cáncer y así fue. Linfoma de Hodking le diagnosticaron. No había Muchas esperanzas. No quería tomar el tratamiento, lo incité a que lo hiciera. Un día antes de internarse platicamos toda la noche.
Me dijo que no tendría contacto en el hospital que lo esperara. Al pasar las semanas me desesperé, le escribía todos los días, la tercer semana busque su número, lo encontré, marque muchas veces y en una de esas alguien contestó. En un Ingles mocho le entendí. Lloré esa noche y muchas otras. Nunca le dije lo que sentía por él, se intuía, se volvió algo tan cotidiano que no hablábamos de ello.
Nunca regresó. Hoy cumpliría 41.
Lo sigo recordando.

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