sábado, noviembre 13, 2021

Quiero ser agua.

Los último días me visita una soledad devastadora. No quiero estar sola y tampoco quiero estar con nadie. Los días pasan como agua y procuro ocuparme. Pero duele, duele el pecho, duele el alma y el corazón. 

Duele no dicho, lo no vivido, el hijo que no nacerá, las vacaciones que no disfrutamos, la vida en común que no existirá. Los besos que nunca serán dados. El agua que correrá.
Duele el poco amor que había, la cobardía y el desinterés. El amor compartido con alguien más.

Duele las promesas no cumplidas y las que no existieron también. 

Duele donde ya no estas y dónde estabas, donde ya no estarás. Viviré y seguiré disfrutando  a la vida y las gentes. Volveré a besar y a amar a alguien especial. Pero siempre dolerá aquel que dijo amarme y solo fueron palabras al viento. Agua que corrió.

Antes, decían mis abuelas, las cosas se reparaban, no se desechaban. Aquí siempre sentí que este amor era temporal. Agua que fluye en un río sin fin, cambiando de corriente.

Yo quiero ser agua y ahogarme en el mar.

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