21 de agosto 2007
Hoy me picó una abeja... Me desperté con el pie izquierdo, me dejó el autobús, no me podía peinar, batallé al maquillarme, simplemente no era día... Después se me olvidó todo en la oficina, super ocupada, los últimos meses han estado del nabo. Y salí del trabajo, los topógrafos insistieron en darme raite, y nomás para no desairarlos les dije que me dejaran en el centro.... Y ahí me bajé. Caminé dos cuadras y llegue a mi parada... Saludé a una amiga y coincidencia en cuanto se fue me picó una abeja... Que dolor más feo. Es la segunda vez que me pica una, aunque ésta vez me dolió mucho menos que la primera... Que recuerdo tan vívidamente como si fuera ayer... Estaba ayudándole a mi abue, era semana santa, a hacer capirotada. En eso siento el dolor más horrible de mi vida en el doblez de mi brazo derecho, soy muy resistente al dolor, pero ahi me doblé, me tiré al piso de lo feo que sentí y entonces vi la tripa de la abeja colgando de mi brazo. Mi abue lo sacó y salió corriendo al patio y regresó con unas ramas, el dolor parecía extenderse por todo mi brazo y en cuanto puso su merjunge en mi brazo, el dolor desapareció casi instantaneamente. Le pregunté que me había puesto y me contestó que el remedio se lo había dado una de sus amigas de la cuadra, tres hojas de arboles frutales, en el patio ella tenía mango, limón y ciruelo, los hizo pedacitos y los revolvió macerandolos y los puso en mi piquete. De haberme contado no lo creo. Pero hoy, en pleno centro en una ciudad donde reina el pavimento.... De donde demonios saco tres árboles frutales, y como la abeja no me picó bien, pues la blusa del uniforme es gruesa y no alcanzó a picarme bien... Pues no fue el dolor tan inmenso como aquella vez... Creo que la che abeja se fue directamente a la vena, por eso no resistí.
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