jueves, marzo 22, 2012

Anoche, anoche soñé contigo...

 

Era de noche, la noche más oscura que recuerdo. Las calles estaban solas. No sé cómo me convenciste y salí contigo. Pasaste por mí a casa de mi abuela, tenías un tsuru rojo viejito que te dejaba tirado, justamente en el semáforo al final de la cuadra. Humeante y destartalado, le echabas agua al radiador ( tal vez se calentaba) y lo empujabas para que se echara a andar. Me ofrecí a ayudarte, pero sonreíste y me dijiste en tono cariñoso: Puedo solito, tu quédate ahí.

 

Platicamos mucho, estábamos dentro del carro y te llené de reproches, lloré, hice berrinche y también te perdoné. Me desahogué de toda esa carga que sentí traía desde el día uno. Complaciente tratabas de consolarme o tal vez tranquilizarme tocando mi mano, mi cara. No me toques, por favor - te dije… Como si el roce de tus manos en mi piel cambiara mágicamente toda la situación.

 

Vámos - te dije -. ¿Por qué siento tanto con tan pocas citas? Nos reímos a carcajadas…  O dime tú… - pregunté - ¿Ssucedió? o fue solo una fantasía de mi romántica mente? -. Asentiste con la cabeza y una sonrisa nostálgica se asomó en tu rostro. No te quiero fuera de mi vida, te dije. Extraño a mi mejor amigo. Nos abrazamos. Te perdoné.

 

Después no postergamos lo postergado, primer y última vez….

 

Es extraño soñarte ahora que no te quiero tanto.

No hay comentarios.: