jueves, octubre 03, 2013

Memorias de dos fracasos y un éxito

Hoy por la mañana, rumbo al trabajo en bus ( tarde por cierto),  de repente en el playlist de mi chofer, aparece esta canción: “ Una lágrima por tu amor” con onda grupera.  Desde niña he participado en la escuela, siempre declamando, en la escolta, dirigiendo el homenaje, incluso, dirigí una obra de teatro. Mi memoria se fue a la secundaria cuando, después de un homenaje  la hora del himno, lo canté cerca del micrófono. La maestra de canto, se acercó a mí y me preguntó si me gustaría estar en el coro, próximamente tenían el evento del día de las madres y necesitaba formar el coro para participar en el festival.  Le dije que sí y ese mismo día me dio la letra y un cassette, para que escuchara la canción, aunque ella tocaría la guitarra durante el festival y los ensayos. Me aprendí esa canción y otra que decía “ Vámonos de viaje, prepara el equipaje, no hay tiempo ya…” Creo que se llamaba “Del otro lado del sol”.

 

Recuerdo haber asistido a los ensayos, pero no recuerdo haber cantado la canción en el festival. Me reí, porque me la sabía completa aún. Y no recuerdo haberla escuchado desde aquellas veces en la casetera de mi padre.  Presentación frustrada. No recuerdo ni por qué.

 

La memoria me llevó a otra de mis presentaciones frustradas. La iglesia a la que asistía a catecismo iba a cambiar de padre. Para dar la despedida organizó un festival, con las catecistas, principalmente. Me aprendí “ Cultivo una rosa blanca” de José Martí.  A la hora del evento mi mamá desesperada me presionaba para irnos, como si yo a mis 9 años tuviera la culpa.  El evento no empezaba y decidí decirle que ya nos podíamos ir.

El siguiente sábado, la catecista me pregunto qué había pasado. Y le dije. El evento empezó tarde y no podía quedarme más.

 

Años más temprano, sin saber leer. Me eligieron para declamar la despedida del kínder. Traté de recordarla y me olvidé algo en el principio, esa fue de mis primeras participaciones fuera de los bailables y cantos.

 

Adiós jardín querido,

me vengo a despedir,

de los cantos y los juegos y conocimientos mil.

 

Nos toca hoy alejarnos,

debemos de partir hacia otros horizontes,

se ensancha el porvenir.

 

Me llevo para siempre el recuerdo feliz,

De la dulce convivencia de mis maestros y amigos

En éste mi querido jardín.

 

(Le preguntaré a mi padre, él fue el que me ayudó a aprendérmela. Parece tan cortita ahora…)

 

Esta fue mi primer participación exitosa. Ese día toqué mi primer instrumento musical: el triángulo. Ensayamos a escondidas, pues era una sorpresa para nuestros padres.  Cuando salimos al escenario y tocamos nuestra pieza, que no recuerdo cuál era…. Mi papá me miraba con ojos sorprendido. Me pregunto que por que no le había dicho… Era sorpresa –le dije-  Y para que fuera sorpresa ustedes no debían de saber nada y así sorprenderse. Sonrió. Ese festival  salió orgulloso de mí. Muchos de sus compañeros de trabajo tenían hijos en el mismo kínder, era exclusivo para trabajadores al servicio de la universidad… Se sorprendieron de mí. Y mi papá como pavorreal.

 

Espero que hoy siga estando orgulloso de mí, como ese día.

 

 

 

 

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