sábado, octubre 05, 2013

Son traicioneros los recuerdos

Ayer en el auto de Benjamín, platicando de su pasión por escribir, la cuál además de la música, son de los pocos temas en los que noto el brillo en sus ojos, la sonrisa torcida y ese gesto de adicción en su rostro... Si, es su droga .. No hay como negarlo...

Recordé, corazón,  nuestras largas y prolongadas charlas de libros.... Bukowsky, Joyce, Hesse, Kundera, Kafka... Hasta el mismo García Márquez... Platicando del libro que escribías,  te dije le encontré similitudes con "el támbor de hojalata"... Incluso,  te regalé ese libro. -Es de los 50's!- Me dijiste, cuándo lo empezaste a leer- ... La buena literatura no tiene tiempo - te dije- y sonreíste... 

Su mano se deslizó por mi rodilla y yo no puse objeción... Pero no pensaba en él,  si no en tí... Así mismo en tu auto, tocabas mi rodilla para llamar mi atención. Lo sentí de la misma manera,   Cómo si  fuera tu mano,  no la suya, quién me tocaba, fue una caricia similar, la misma presión,  el mismo ritmo, sentí,  a pesar del tiempo y distancia.... Era la misma sensación.   

Lo hizo tres veces en un lapso de 15 minutos,  y yo sentí la adicción,  de recordar el pasado con otro presente...

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