Hace dos semanas que no sé de ti. Todo me parece tan abstracto: tu ausencia, los cambios, mis dolores.
Por acá todo empieza a tomar su camino y me sigues faltando tú.
No entiendo que pasa y tampoco puedo entenderlo. Dos semanas sin comunicación es demasiado tiempo. ¿Acaso no quieres saber de mí? Si es así, prefiero concluir. Cerrar.
No dejar la puerta abierta. Esto me desespera y cada día es más desesperante.
Siento una presión en el pecho, una angustia contenida, que trato de no alimentar.
Todos los días despierto deseando que hoy termine y ya pasó una semana más....
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