martes, julio 16, 2013

Aquellos ojos verdes...

 

Hoy me acordé de un chico de ojos verdes que seguramente vivía por mi rumbo, pues tomábamos el mismo autobús, día tras día,  buscaba siempre la misma hora, para aumentar las probabilidades de encontrarlo. Un día se sentó frente a mí. Fantaseé todo el camino con cómo le sacaría plática, mientras veía el perfil de su silueta frente a mí. Bajamos y  caminamos casi juntos, yo esperé un poco para que él se adelantara. Caminaba a pasos agigantados y no se fijaba en la gente. Nunca me atreví a hablarle, y aunque no sé si hubiera ocurrido algo entre nosotros, si teníamos algo o mucho en común.. Un 14 de febrero le regalé una paleta de corazón, por el simple hecho de que la tuviera. Siempre subía serio, ese día por primera vez me vio a los ojos y sonrió.  5 minutos de fama – pensé para mí – .Dejé de verlo, ya no coincidíamos en el autobús. No dejé de pensar en su sonrisa por mucho tiempo.

 

2 años después, estaba por terminar la carrera, necesitaba unos libros técnicos en inglés, y los busqué en diferentes librerías. Y adivinen…¿Quién me atendió?  Resultase que estudiaba ingeniería civil, (yo soy arquitecta) y me asesoró con precisión donde y como debía de buscar esa información, hasta me recomendó unos muy buenos de arquitectura que tenían por ahí. Claro que no se acordaba de mí, pero yo si de él. Le agradecí la asesoría y le pregunté si leía algo ahí. Me dijo que eran parte de las ventajas de trabajar en algo así.. Suspiré. Seguía muy lindo, minutos después lo vi salir del local con una chava de la mano.

 

7 años después, estaba en el centro comercial bobeando, cuando una niña pasó corriendo de un lado mío. Era una niña muy linda de cabellos rubios y rizados. Bromeé con ella y sonrió. Siguió corriendo para otra parte. La seguí con la mirada  y voltee alrededor, para ver si alguien la seguía o la buscaba. Y los ojos verdes aparecieron otra vez.  Miraba en el horizonte, no perdía la vista de la niña, era su hija. Sonreí.

 

Ayer veía nuevamente la película el efecto mariposa y pesé en cuanto me gustaría probar el tener esa cualidad de cambiar esos pequeños eventos que harían  de este momento algo diferente… Tal vez un “Hola” hubiera bastado para cambiar la historia… Pero eso, nunca lo sabré.

 

 

 

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