Hay recuerdos que se hacen presentes constantemente y van vinculados a ciertos olores.
El día de ayer dediqué tiempo a realizar la tradicional “capirotada”, receta de mi familia y mezcla de las recetas tradicionales de mis dos abuelas que si bien ambas recetas se parecen, tenían algunas diferencias.
Desde las compras de ingredientes su recuerdo se hacían presentes: no se te olvide las ciruelas pasas, también te falta el queso las recordaba con sus recomendaciones.
Puse a calentar el agua, los cuadros de panocha, la canela y el clavo, el primer olor me llevo una imagen. Su cocina, mi cara al descubrir por primera vez ese merjunge que olía delicioso… Metí la cuchara, y me dí la quemada de mi vida…. – Eso te pasa por golosa (la voz de mi abuela resonaba)- . Olor a su cocina, a tradición, a calor de casa, a reunión familiar.
Olor de fiesta, de camadarería de comer rico y de disfrutarlo.
Hacerla me acerca a ellas, a ese pasado, a su cocina que ya no existe, a los sabores heredados. El punto, el sazón.
¡Vivan las tradiciones!.
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