lunes, noviembre 23, 2015

Cerrando Círculos

(atribuido a Paulo Coelho)

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes

  en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y  el

  sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando

  capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar

  ir momentos de la vida que se van clausurando.

  ¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa  casa?,

  ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo  de

  tu presente "revolcándote" en los por qué, en devolver el cassette y tratar

  de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser  infinito,

  porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas

  estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja,

  a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

  No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera

  preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay  que

  desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni

  empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere

  estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

   Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes,

  cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar

  libros.

  Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

  Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas

  marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que

  dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

  El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te

  reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú.

 Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al

  asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y

  amargarte.

  La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando

  "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de

  hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?,

  ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones? ,

  ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes

  enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a

  ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino,

  porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa

  habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

  Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un

  año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a

  la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que

  regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es

  estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está

  en tu vida.

   Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar,

  ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este

  mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a

  él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo  humano

  o físico que hoy te duele dejar ir.

   Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr,

  porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre,

  apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena,

  despréndete, sacúdete, suéltate.

  Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la  que

  escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con  tranquilidad.

  ¡Esa es la vida!

 

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